miércoles, 6 de julio de 2016

Madrid, Capital Financiera I

Tras el “Brexit”, Madrid ha iniciado una estrategia dirigida a atraer multinacionales, organismos internacionales y entidades financieras de la capital británica. El Gobierno regional está convencido de que Madrid reúne todas las características para sustituir a Londres en su papel de centro financiero de la Unión Europea.
Lo mejor para comenzar es definir lo que entendemos por capital financiera. Podemos identificar una plaza como capital financiera de importancia, a aquel emplazamiento que muestra una indudable capacidad para atraer fondos hacia los distintos mercados en él ubicados. En nuestra opinión, estos mercados financieros han de entenderse en sentido amplio, esto es, no sólo los mercados de renta variable, divisas, renta fija, etcétera, sino también los mercados bancarios, de forma que estos últimos ofrezcan sus servicios financieros a clientes particulares y empresas, de forma que dichos usuarios también generen una mayor importancia de la plaza como capital financiera.
Precisamente en las líneas que siguen, vamos a repasar mercados y clientes, haciendo una distinción entre particulares y empresas, para conocer la importancia que Madrid tiene como capital financiera, así como los pasos que en nuestra opinión podrían darse para incrementar su papel en este área.
Una aclaración antes de entrar en materia: El análisis del sector financiero en la Comunidad de Madrid sólo puede realizarse apoyándonos y remitiéndonos en multitud de ocasiones a una visión nacional e, incluso, internacional, como corresponde a un sistema financiero de los más eficientes y avanzados.
Al igual que les ocurre a otras plazas financieras de éxito, en Madrid se capta, gestiona y canaliza gran parte del ahorro y cualquier movimiento financiero de otras regiones españolas, incluso también es un centro de referencia a escala internacional.
Es por ello que muchas de las opiniones, ideas y sugerencias que se muestran, aunque tienen la provincia de Madrid como protagonista, se apoyan y conllevan efectos en todo el territorio nacional.

Los mercados financieros de valores

En lo que respecta a los mercados financieros, es indudable la evolución que ha vivido el sistema financiero español en las últimas décadas, que ha hecho situarse a los diferentes mercados de valores en los primeros puestos por importancia en los volúmenes que gestionan. Además, prácticamente la mayoría de mercados financieros nacionales han elegido Madrid como sede central de sus actividades. Aunque hay que tener en cuenta que a consecuencia de la globalización y el avance de las telecomunicaciones la importancia de radicar un mercado en una u otra plaza vaya perdiendo paulatinamente importancia. Sobre esto último, el territorio o la concentración territorial existente o deseable en una plaza financiera hablaremos en un apartado posterior.
La Bolsa de Madrid, la más importante de las cuatro que confluyen en nuestro país, y la Bolsa Española (mercado continuo), ubicada físicamente en la capital de nuestra nación, ocupan en el ámbito europeo un lugar preferente. Lejos de Londres, la city o capital financiera por antonomasia junto a las de EE.UU. (wall street en Nueva York), pero acercándose a los mercados de Francfort y París.
El crecimiento de estos mercados de valores se debió, en un primer momento, a la rentabilidad ofrecida por los mismos gracias al crecimiento de nuestro país, lo que atrajo inversores y capitales foráneos. Este aluvión de fondos ayudó a mejorar la eficiencia, infraestructuras, organización y calidad de los servicios que ofrecían estos mercados. De cara el futuro, el aumento del papel, ya de por sí importante, de nuestros mercados de valores en el ámbito europeo e internacional, sólo puede pasar por trabajar en dos direcciones, ambas de “responsabilidad” perteneciente al Gobierno de la Nación, pero que pueden, en cierto sentido, motivarse o facilitarse desde Madrid.
Las decisiones que habría que tomar para incrementar el volumen de los fondos que se invierten en los mercados domiciliados en Madrid, procedentes no sólo de otras regiones españolas sino también de inversores internacionales, estarían encaminadas a favorecer dicha inversión. Los fondos financieros a escala internacional se mueven de unos destinos inversores a otros en función, básicamente, de dos variables. La primera de ellas es la rentabilidad –que depende en gran medida, por un lado, del riesgo de los activos en que se invierte, asociado al país de referencia y, por otro, a una fiscalidad favorable a las plusvalías generadas-.

En lo que se refiere a la rentabilidad de los activos, en un primer momento, ya lo hemos comentado, se atrajo mucho capital por las expectativas de beneficio que nuestros mercados presentaban. Se trataba de una situación similar a la de los llamados mercados emergentes. Afortunadamente, la promesa de crecimiento de España se ha visto ratificada y ahora ya forma parte de las principales economías. Esto se ha visto reflejado, respecto a lo que nos atañe, en la mejora de las instituciones financieras, la adecuación de la estructura y organización de los mercados, el funcionamiento de los organismos supervisores y reguladores que han provocado que los mercados sean menos volátiles. O al menos igual de inestables que el resto de mercados pertenecientes a los llamados países más desarrollados. Por ello, la rentabilidad ofrecida tampoco se prevé que aumente por encima de la de estas otras plazas. Además, se trata de otra variable sobre la que sólo se puede actuar de forma indirecta, siendo muy complicada la valoración de los efectos que medidas puntuales pueden tener sobre ella.
La otra variable sobre la que se puede trabajar para atraer más fondos internacionales es la seguridad. Nos estamos refiriendo a la confianza que debe tener un inversor para elegir una plaza financiera a través de la que realizar sus inversiones, superior a la de otras plazas.
Está claro que los mercados emergentes pueden ofrecer promesas de mayor rentabilidad –también con un mayor riesgo asociado a dicha inversión-, pero indudablemente generan una mayor desconfianza en el inversor, puesto que la organización del mercado, sus infraestructuras y tecnología, así como los organismos supervisores que velan por el cumplimiento de las normas y, sobre todo, por la igualdad en la operativa para todos los inversores, pueden no ser idóneas. Estas instituciones de cautela pueden no estar tan desarrolladas como las que cuenta nuestro sistema financiero, y esa ventaja debe ser aprovechada en nuestro favor.
Los organismos supervisores del sistema financiero español son: Dirección General de seguros, Dirección General del Tesoro, Banco de España y Comisión Nacional del Mercado de Valores, dependientes del Ministerio de Economía.
La desconfianza de los inversores respecto de los mercados financieros ha aumentado por escándalos recientes y operaciones no muy claras, así como una mayor preocupación con relación al funcionamiento y transparencia de los mismos. La voluntad de responsables políticos y de gobiernos de reforzar los mecanismos de defensa y protección de los inversores ha de ser firme. Es en este sentido, en el que cobran especial relevancia las normas e instituciones creadas para la defensa de los intereses legítimos de los inversores, como es el caso de los Protectores de los Inversores de las Bolsas españolas, y también de las novedades aportadas al respecto por la reciente Ley 44/2002, de 22 de noviembre, de Medidas de Reforma del Sistema Financiero. En la misma dirección se encuentra la Mifid, directiva europea de Mercados de Instrumentos Financieros, uno de cuyos aspectos más relevantes es la búsqueda de la mayor protección posible de los inversores.
En estas normas se contempla, entre otras cuestiones, la creación de Departamentos de Atención al Cliente de las entidades financieras, el Defensor del Cliente y los Comisionados para la defensa de los mismos. Su cometido ejecutivo es atender las reclamaciones de clientes bancarios, inversores y partícipes en planes de pensiones, si bien su objetivo último entronca con la consolidación de principios básicos para el desarrollo eficaz de los sistemas financieros modernos: la transparencia, la seguridad y la confianza.

Otras actuaciones que se podrían desarrollar a la hora de fomentar la inversión en los mercados españoles serían, por un lado, mantener la tendencia iniciada en nuestro país hace ya algún año, de integración de los mercados financieros españoles que dejara los mismos en una situación lo más competitiva posible y, por otro, fomentar dicha integración en el contexto europeo, añadiéndonos a las iniciativas ya existentes que dotarán nuestros mercados de mayores ventajas.
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miércoles, 24 de junio de 2015

Consejero Independiente Coordinador

Publicado en Sector Ejecutivo, nº 200, junio 2015

El pasado cuatro de diciembre se publicó la nueva Ley de Sociedades. Entre otras cuestiones, esta norma obliga a las empresas a la creación de una nueva figura dentro de sus Consejos de Administración: el consejero independiente coordinador. En concreto, este cargo deberá aparecer cuando los puestos de consejero delegado y presidente recaigan sobre una misma persona.
Esta figura ya existía en otras economías (Estados Unidos, por ejemplo), e incluso grandes empresas de nuestro país ya la contemplaban. Pero es ahora cuando la obligación toma rango de Ley (anteriormente existía en un código de buen gobierno de las empresas cotizadas realizado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores). Según se establece en dicha norma, el cargo será elegido en votación por el consejo de administración, con la participación de los consejeros independientes y con la abstención de los ejecutivos. Entre sus  funciones se encuentran: solicitar la convocatoria del consejo de administración; inclusión de nuevos puntos en el orden del día de uno ya convocado; coordinar y reunir a los consejeros no ejecutivos y dirigir, en su caso, la evaluación periódica del presidente del consejo de administración.
Bajando a la arena, mediante la creación de este puesto se persigue la separación de poderes aportando al consejo un mayor control como supervisor de la gestión ya que evita una concentración excesiva del poder de la compañía en el Consejo. Aunque finalmente su eficiencia dependerá del grado real de independencia, así como de su capacidad para contrarrestar la posición del presidente de la empresa. En definitiva, su poder dependerá de su experiencia, de su capacidad para granjear apoyos dentro del Consejo, así como del respaldo que la normativa le otorgue, que debe ser mayor que lo que la nueva Ley de Sociedades le proporciona en la actualidad.
Sea como fuere, y para evitar nuevos escándalos empresariales relacionados con la mala gestión de las compañías, no basta con la inclusión del consejero independiente coordinador, sino que hay que reformar todo lo relacionado con las auditorias de las empresas, tanto internas como externas, así como los controles de riesgos establecidos internamente por parte de las corporaciones.
Será fundamental ver el trabajo realizado por estas nuevas figuras en el curso empresarial recién comenzado para ver su eficiencia de cara a evitar más episodios de escándalos empresariales que vienen a menoscabar la tan trabajado buena reputación de tantos y tantos empresarios y emprendedores que demuestran su valía día tras día.

jueves, 30 de abril de 2015

Instrumentos de Financiación al Servicio de la Empresa

Acaba de publicarse nuestro último libro: "Instrumentos de Financiación al Servicio de la Empresa", por parte de FC Editorial.
Recientemente, España ha visto modificado de forma sustancial su sistema financiero: ha desaparecido prácticamente el sistema de cajas de ahorros, se ha reformado en profundidad la normativa y regulación de las entidades que operan en dicho sector,…
Todo ello ha hecho que los financiadores habituales, los bancos, hayan reducido ampliamente el volumen de sus préstamos, por lo que las empresas tienen que buscar fuentes alternativas de financiación que les permitan un desarrollo normal de sus actividades.
Es por ello que resulta fundamental conocer todas las vías de acceso a los recursos financieros que ofrece el mercado para elegir aquellas que mejor se adapten a sus necesidades y características.
Este manual práctico tiene como principal objetivo precisamente el de dar a conocer todas las alternativas de obtención de fondos por parte de las empresas, con especial incidencia en las PYME, para que sean capaces, desde el conocimiento, de tomar una decisión acertada.
Para todas las fuentes de financiación que repasa el texto se indican las ventajas e inconvenientes, además de dar una explicación clara de su funcionamiento, así como el mecanismo para calcular su coste efectivo. Todo ello información básica para hacer comparaciones adecuadas.
El objetivo de este práctico manual es triple:
  • Conocer las fuentes de financiación existentes en la actualidad para las empresas.
  • Realizar comparaciones mediante análisis de ventajas e inconvenientes o cálculo de los costes de las diferentes vías de financiación.
  • En base al conocimiento exacto de cada fuente de financiación, ser capaces de tomar una decisión lo más fundamentada posible, en base a nuestras necesidades y características.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Oradores españoles contemporáneos

Publicado en ecofin.es el 15/12/2014

Tener algo que decir y transmitirlo de manera seductora. Eso es un orador: lo que hoy en día se denomina más comúnmente un conferenciante (conferencista en Hispanoamérica). Algunos detallan que existen personas que cuentan con conocimientos y otras con glamour. Conferenciante es quien logra sumar armónicamente los dos componentes.
 
España cuenta con una larga tradición de oradores. Algunos en el ámbito político y otros en el cultural. Castelar, Cánovas, Gómez de la Serna, Unamuno, Fernández Flórez… son nombres que acuden a la pluma si de nuestro país se habla. ¿Cómo olvidar –desde el específico punto de vista del control de la oratoria- a Kennedy,  Luther King, Hitler o Fidel Castro?

Contar con buenos conferenciantes es esencial en cualquier organización sea pública o privada. Los oradores catalizan sentimientos, aspiraciones, conocimientos… Un buen conferenciante cambia radicalmente el tono de un grupo humano. Si además de ser técnicamente bueno, transmite ideas relevantes, se trata de alguien insustituible. ¿Cómo olvidar la gran influencia en la República romana de la estirpe de los cicerones o de un Julio César?
En España existe en la actualidad una extraordinaria escuela de oradores que muchas veces son más valorados fuera que dentro de nuestras fronteras. Quizá por esa obsesión en la que muchas veces viven los latinos por el mito de considerar que lo pronunciado en inglés tiene más valor que lo formulado en español. (Los mitos suponen el triunfo de la credulidad sobre la ciencia, sobre los hechos o sobre la realidad).
Hace algunos años, Marcos Urarte, en un ensayo que llevaba por título ‘Claves para ser un buen speaker’ (diciembre de 2011), y que fue publicado en la revista de comunicación del grupo Wolters Kluwer afirmaba que él diferenciaba entre conferenciantes y comunicadores. De los segundos señalaba “la capacidad de conectar con los asistentes, manejando un voluntario accesible, entendible y cercano”. Entre éstos, mencionaba a profesionales como José Aguilar, Xavier Orozco, Jaime Tomás, Eduardo Punset o Antxón Arza. Puede añadirse a otros como Enrique Sueiro, Ignacio Bernabé, Eugenio de Andrés, Pilar Gómez-Acebo, Carlos Rodríguez Braun, Fernando Trías de Bes, Helena López Casares, Alex Rovira, Luis María Huete, Ofelia Santiago o el prematuramente fallecido Enrique Alcat.
Para ser calificado en sentido estricto como conferenciante, Marcos Urarte situaba muy alto el listón. Escribía que debían disponer de una consolidada formación científica, humanista e histórica; poseer una gran cultura; crear pensamiento sin limitarse a resumir el de otros; dominar el idioma y los recursos para atraer el interés de quienes escuchan; transmitir conocimientos con un grado de profundidad que a veces está al alcance de pocas personas pero logrando hacerlos atractivos a una mayoría.
Urarte concluía con contundencia que Javier Fernández Aguado era el único español que él mencionaría en esa categoría. Efectivamente,  Fernández Aguado es para muchos referente esencial. Escuchar una de sus conferencias, independientemente de las amplísimas temáticas que aborda gracias a su ingente cultura, es apasionante. No en vano ha sido calificado en múltiples ocasiones como un hombre del renacimiento. Francisco Alcaide (autor del ‘who’s who’ en el management español) lo definía como un astronauta que a la vez fuese arqueólogo.  No por casualidad es el único pensador europeo contemporáneo en plena actividad sobre el que se ha realizado un simposio internacional para analizar su pensamiento.
El propio Marcos Urarte es un destacado orador. También José Aguilar entra de lleno en la categoría ya no sólo de comunicador, sino también de conferenciante. Y también pueden incluirse en esta acepción a Eduardo Punset, a Fernando Savater o a Ángel Gabilondo.
Un orador no lee un texto, ni emplea un power point; un orador controla una materia y es capaz de cautivar a los demás tanto en forma como en fondo. Un verdadero conferenciante cuenta con un carisma que le diferencia radicalmente de un mero comunicador o de lo que hoy en día denominan un ‘facilitador’.
La recuperación económica de España contribuirá también a que florezca de nuevo el apasionante arte de la oratoria. Está comenzando a suceder en el ámbito de la empresa y la economía, también en la divulgación científica. Ojalá esta corriente llegue también a los políticos. Quienes gobiernan un país deben poner particular empeño en ser técnicamente competentes. No deberían, sin embargo, olvidar que los colectivos precisan de ilusión compartida. Y casi siempre ese entusiasmo colectivo se logra con buena oratoria.
La oratoria no sería buena si quedase en mera técnica. ¿Quién desearía volver a escuchar a nefastos personajes como Stalin, Legrelle, Castro o Chaves? Gusta que nos comuniquen ideas motivadoras no sólo por la forma en que son expresadas, sino por el fondo que transmiten.
Cabe preguntarse si nuestros políticos no deberían contratar como coachs a Fernández Aguado, a Urarte o a Aguilar (entre otros conspicuos oradores) para que esos profesionales llenos de contenido les preparasen en forma y fondo para ese imprescindible trabajo que es contar con ideas técnica y éticamente valiosas y capacidad para transmitirlas adecuadamente. Porque la clave de un buen orador no es impedir reflexionar –como afirmaba Hitler-, sino ayudar a los demás a pensar. Es la gran diferencia entre un líder  y un manipulador. De los segundos está sobrada la política actual; de los primeros anda escasa.

jueves, 2 de octubre de 2014

Libro Gestión de Tesorería

Ya tenemos en papel el último libro que hemos escrito: Gestión de Tesorería. Cash Management.
Muy contento y agradecido a los responsable de FC Editorial, donde se ha publicado, por su profesionalidad y rapidez, así como a Mario Cantalapiedra, gran amigo, autor del magnífico prólogo del manual. 
Dirigido a responsables financieros de pequeñas y medianas organizaciones, así como a cualquier interesado en mejorar la gestión monetaria de sus empresas, el texto que tiene entre sus manos se convierte en un auténtico manual en el que, de forma clara y sencilla, se ofrecen consejos y recetas prácticas que pueden ayudar a que una tarea a la que tradicionalmente se le dedica poco tiempo o ningún esfuerzo, salvo en grandes corporaciones, como es la Gestión de Tesorería, se convierta en una labor que genere valor (dinero) para el empresario.
Por ese carácter práctico, pero que a la vez descansa en los fundamentos teóricos más recientes, es igualmente recomendable para estudiantes de grado y posgrado que cursen Dirección Financiera, Finanzas Corporativas, Gestión Financiera o Fundamentos de Administración Financiera de la Empresa. En general, cualquier asignatura en la que en su programa se trate la Gestión de Tesorería como algo sustancial e importante.
El contenido no sólo se centra en los objetivos que debe perseguir el responsable del dinero en la empresa, sino que también aborda la gestión diaria (previsional y de control) que debe realizarse; la negociación con las entidades financieras, los bancos, de importancia capital para un buen desempeño en esta área; o cuestiones igualmente importantes como la informatización del trabajo del financiero o las bondades que puede aportar una gestión centralizada de las cuentas bancarias son otras cuestiones que también aborda de forma sencilla este texto.

El día a día del responsable de los flujos monetarios de las empresas se encuentra perfectamente explicado en este libro. Útil tanto para Tesoreros como para responsables, entre otras tareas, del movimiento monetario de pequeños negocios, en el mismo se aborda todas las tareas que se espera realicen: desde la negociación con las entidades financieras, en las que hay que saber “vender” los puntos fuertes de nuestra empresa, pasando por la gestión diaria de excedentes o déficit de nuestros recursos líquidos, así como, en su caso, la gestión de los riesgos financiero, que igualmente deben ser objeto de atención por parte de ese responsable.
Más información: FC Editorial

miércoles, 30 de julio de 2014

De Consejos y Consejos


Publicado en Sector Ejecutivo en Julio/Agosto 2014


Entre los órganos de gobierno de prácticamente todo tipo de empresas se encuentra el Consejo de Administración, ampliamente conocido por todos y con sus objetivos y funcionamiento perfectamente delimitados.

En estas líneas, sin embargo, nos vamos a centrar en otro Consejo, el Asesor, mucho menos conocido pero que puede resultar de enorme utilidad para la buena marcha de la organización.

Muchas veces se identifica el Asesor con el de Administración, siendo ambos Consejos complementarios y en ocasiones el primero se convierte en germen del segundo.

Un consejo asesor, normalmente formado por personas con experiencia, ajenas al capital y a la gestión de la empresa, es un órgano consultivo, sin ningún tipo de responsabilidad civil, pero que precisamente por ello, por su menor implicación –en el sentido de no estar ligados a la marcha de la empresa, lo que les confiere de mayor objetividad-, sin la rigidez y el régimen de responsabilidad de los administradores, puede ofrecer una visión externa, un asesoramiento de calidad, sin los corsés de los consejeros. Se trataría de conformar un equipo de especialistas en diferentes terrenos (empresa familiar, recursos humanos, estrategia, finanzas, …), que asesoren, bien individualmente bien a través de reuniones conjuntas, sobre los diferentes aspectos de la marcha de nuestra empresa, de forma profesional, incorporando nuevas visiones que garanticen a medio y largo plazo el crecimiento de la compañía.

En ocasiones se confunde la finalidad de este órgano y se añaden a este Consejo Asesor los que podríamos llamar “facilitadores”, personas que en un momento determinado pueden ayudar a que un acuerdo llegue a buen puerto o a desbloquear una negociación. En este caso estaríamos hablando más de lobbies más que de asesores. Por ello, a veces también se les solicita a estos consejeros la aportación de contactos, el acompañamiento a reuniones con agentes externos con los que ellos guardan relación, o en las que se vayan a tratar cuestiones de las que son especialistas.

El que se trate de un órgano meramente consultivo –es el responsable de la empresa quién, en último término, decide qué hacer con el asesoramiento recibido-, no significa que no se le haya de fijar unas normas mínimas de funcionamiento, previamente establecidas en lo que se refiere a, por ejemplo, periodicidad de las reuniones (una o dos veces al mes es lo más habitual), orden del día (para evitar reuniones improductivas se tiene que dejar claro qué se va a tratar e incluso facilitar la información necesaria para valorar previamente los puntos a tratar), actas de dichos encuentros y secretaría del Consejo. La forma en la que van a ser remunerados estos expertos, con una amplia variedad de posibilidades, suele negociarse de forma individual y no debe aparecer en la normativa internada citada anteriormente.
Estaríamos hablando en definitiva de un órgano que puede aportar mucho al día a día de la gestión empresarial, que no tiene que estar limitado simplemente a la gran compañía y que no está siendo suficientemente aprovechado por la pyme, la verdadera protagonista de nuestro tejido empresarial.

miércoles, 23 de julio de 2014

Gowex: Fallos y Repercusiones

Publicado en EL ECONOMISTA el 12/07/2014

El fraude de Gowex, conocido hace unas semanas, ha destapado una serie de fallos que deberían ser corregidos de inmediato mediante una serie de decisiones que, por un lado, mejoren la confianza de los inversores y consumidores en general y, por otro, impidan que los avances recientes en la diversificación de las fuentes de financiación de las empresas españolas y en la mejora de su capitalización, se vean frenados, precisamente por esa desconfianza.
En primer lugar el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), que exige a las empresas para estar presentes en el mismo transparencia, información y liquidez (con la actuación de un asesor registrado), debería variar el modo en el que “audita” esos requisitos. Y es precisamente en los procesos de auditoría donde habría que incidir, pues uno de los fallos -en cadena: auditora, asesor registrado, supervisión del propio MAB, Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y hasta los Ministerios de Industria y de Economía y Competitividad- que se han producido, parece proceder de la no aplicación de unos controles básicos que, en teoría, deberían haber identificado las incongruencias.
Aunque en estos momentos se estudia la posibilidad de que las empresas presentes en este mercado pasen al mercado continuo, donde cotizan sus “hermanas mayores”, no habría que darle la espalda a una alternativa para conseguir financiación por parte de las empresas, fuera del circuito bancario, que puede tener perfecta cabida en el sistema financiero español. Si bien, habría que sopesar en profundidad lo que se les exige a las compañías y no aumentar su regulación, pues ello implicaría mayores costes y menores incentivos para utilizar esta opción para conseguir recursos financieros.
Porque, precisamente lo que ha fallado, al igual que en la crisis de 2007 que seguimos padeciendo, no ha sido la regulación, excesiva en todos los aspectos, sino la supervisión (volvemos a repetir la cadena de errores de los diferentes niveles supervisores). De hecho, ha tenido que ser el propio mercado, a través de una entidad privada de análisis bursátil, Gotham City Research, quien destapara el fraude. Las repercusiones que en este caso podrían darse serían las que venimos propugnando desde hace tiempo: regulación menor, más pensada y adaptada a la realidad de cada tipo de empresa y mercado, y una mayor incidencia de la supervisión, objetiva y sin peajes de tipo político. En este sentido, el mercado lo hace enormemente mejor que cualquier intervención pública, pues cuando ésta ha actuado, normalmente para limitar el “poder” del propio mercado, ha sido cuando mayores escándalos se han producido.
Adicionalmente, el mercado es infinitamente más rápido, no sólo en el control, sino en la toma de decisiones, en este caso “castigando” la cotización de los títulos de las empresas no cumplidoras, que cualquier organismo público, con mayor diferencia aún si nos centramos en el ámbito judicial, en el que las cuestiones económico-financieras, seguramente por desconocimiento, se eternizan en las salas de los diferentes juzgados. No hay mal que por bien no venga si este suceso sirviera como acicate para mejorar estos aspectos. Nos tememos que en esta, como en muchas ocasiones anteriores, el “tren pasará de largo” sin subirnos al mismo.
Por último, no quisiéramos terminar sin comentar algunas repercusiones sobre los accionistas y sus derechos y responsabilidades. No nos queda ninguna duda de que han sido engañados, en eso consiste un fraude. Ni de que algunos seres humanos, por naturaleza, seguirán intentando engañar al prójimo. Pero quisiéramos ligar estas ideas con los resultados recientemente publicados por el informe PISA, que vuelven a dejar en mal lugar a los adolescentes españoles en cuestiones de economía doméstica. Quizá se estén preguntando sobre las relaciones entre estos hechos, pero déjenme que seamos nosotros quienes realicemos las cuestiones: si no somos capaces de identificar el mejor momento, sobre una gráfica histórica de precios, para comprar o vender una acción, ¿cómo vamos a ser capaces de valorar la oportunidad, el riesgo, la rentabilidad o recompensa de algo tan volátil como lo es la actividad empresarial? Es más, ¿está la sociedad española preparada para mercados como el MAB, el MARF (mercado alternativo de renta fija) o cualquier otra iniciativa que mejore las fuentes de financiación de las empresas, si no somos capaces de elegir, en función del precio, entre comprar los tomates a granel o envasados?
Puede que les resulten graciosos estos comentarios, pero quisiéramos que vieran, como así deberían observarlo nuestros representantes políticos, la verdad que se oculta en estos resultados y actúen en consecuencia en las bases del problema: educación y formación.