jueves, 27 de febrero de 2014

Claves en Fondos de Inversión

La crisis, o desaceleración, según sea el agente que la nombre, hace que el dinero sea miedoso. Ocurre en todos los ciclos bajistas. Y la consecuencia más palpable, si nos centramos en la industria de los fondos de inversión, es que se aleja, el dinero, de este producto de ahorro-inversión, sobre todos de aquellas categorías con más riesgo.
El resultado es lógico: las gestoras han “desacelerado”, también, la oferta de nuevos productos, y entre esa oferta, los garantizados de renta fija son los más numerosos. La lectura es obvia: menos fondos y con un grado de complejidad mucho menor. En épocas de incertidumbre no se deben hacer experimentos con estrategias complejas, nombres extraños y productos complicados que, por otro lado, están siendo demonizados como los principales responsables de la traslación de una crisis tan localizada como la subprime a otros muchos lugares del mundo financiero.
Hasta que la situación no comience a aclararse de forma cierta, el dinero no volverá de forma confiada a los fondos de renta variable, a los de gestión alternativa o hedge funds o a otras opciones en las que, si bien es donde pueden estar las altas rentabilidades, también es donde se concentra el riesgo. Y éste, por ahora, no está bien recompensado.
Por lo tanto, repetimos: el dinero es miedoso. Y como consecuencia de esta premisa, en épocas de crisis siempre ocurre el mismo movimiento: los recursos se trasladan a inversiones o activos considerados refugio, como el oro, aunque en esta situación, junto al metal dorado existen otras alternativas, como fondos de materias primas, de recursos energéticos y otra serie de metales no preciosos, como el cobre.
Además de este principio de gestión básico, aplicable en épocas de turbulencia, hay otras claves que, en la situación actual, todo inversor debe tener en cuenta a la hora de tomar decisiones de inversión en fondos. Algunas de estas claves, de forma resumida, serían:
-          Elegir fondos que inviertan en empresas que no estén ligadas al ciclo económico, sobre todo si éste se espera que sea bajista. Ejemplo serían todas las empresas relacionadas con el sector de la alimentación.
-          En el medio y largo plazo, hay sectores con recorrido, sobre todo por que en el momento actual están sobrepenalizados. En el caso del mercado español, un ejemplo muy claro lo tenemos en el sector financiero.
-          Los países emergentes son también dignos de tener en cuenta, no sólo porque algunos expertos apuntan a que existe una descorrelación entre ellos y la crisis actual, sino por que la revalorización de sus recursos naturales, mayor disciplina fiscal y monetaria y su desvinculación frente al dólar americano, según cada caso concreto, les va a permitir crecer a tasas muy interesantes.
Si a estos fondos unimos los ya comentados, los que invierten en materias primas, recursos energéticos, etcétera, la cartera resultante puede ser bastante interesante en un plazo de inversión medio y largo.

martes, 18 de febrero de 2014

Creación de empresas: mayor inversión inicial, garantía de supervivencia


Ya en el boletín económico del Banco de España, correspondiente a abril de 2006, recoge el artículo titulado “Algunos rasgos de la supervivencia de empresas en España”. En el mismo se estudian las variables que se considera pueden influir sobre la probabilidad de supervivencia de las empresas. Entre ellas: tamaño inicial; características del sector en el que la nueva empresa desarrolla su actividad; situación macroeconómica general; edad de las empresas; así como la estructura financiera de las empresas en el momento en que inician su actividad económica.

Del citado estudio se desprende que un mayor tamaño inicial de la empresa favorece de forma importante su supervivencia. Dada la elevada tasa de mortandad de las empresas españolas (según el Consejo Superior de Cámaras de Comercio, aún siendo positiva la variación neta del número de empresas –el nacimiento de empresas es superior a la desaparición- la mortandad se sitúa muy por encima de otros países de nuestro entorno: el primer año desaparece un 20% de las empresas, el segundo año el 15% y el cuarto año casi un 12%), la conclusión podría ser que las restricciones financieras pueden ser la cusa de que las empresas inicien su actividad con un tamaño inferior al considerado como óptimo.

Parece lógico, pues el comenzar una empresa con un “colchón financiero” lo más elevado posible, hace que la compañía, cuya supervivencia se ve más amenazada en los primeros años de actividad, sufra menos los vaivenes del mercado, la competencia, etcétera.

Las restricciones de financiación, propias de los momentos iniciales de las empresas (menor capacidad de endeudamiento o incluso ausencia de éste; poca financiación propia, etcétera), puede ser, por lo comentado anteriormente, la causa por la que las compañías comiencen su aventura con un tamaño “inferior al óptimo”.

La estructura financiera de las empresas –relación entre los recursos propios y los ajenos- es otro de los aspectos en los que nos vamos a detener a la hora de estudiar los momentos iniciales de las empresas.

Del citado estudio se desprende que las situaciones extremas no son aconsejables. Los ratios de endeudamiento muy altos, que implican una mayor importancia de las deudas o financiación ajena, o muy bajos, que denotan que prácticamente todo está financiado con recursos propios, no hacen sino aumentar la probabilidad de que la empresa desaparezca en los primeros ejercicios de actividad.

Lo ideal, en estos momentos iniciales, seria dirigirse a ratios cercanos a la unidad, donde los recursos ajenos y propios se reparten en un cincuenta por ciento. Posteriormente, una vez asentada la compañía, se pueden estudiar los beneficios de financiarse con otras tasas de participación. Esta decisión deberá basarse en el sector de actividad en el que se mueve la empresa, para saber si su ciclo de maduración es largo (va a necesitar más tiempo para recuperar sus inversiones), o corto (las inversiones se recuperan rápidamente. Ello dará lugar a mayores o menores necesidades de financiación y su estructura (recursos ajenos y recursos propios), sabiendo que los recursos ajenos, aunque con un coste explícito, cuentan con la posibilidad de desgravar los intereses pagados; y que los recursos propios también tienen un coste, en este caso implícito, que también hay que calcular y comparar. Por lo tanto, los costes efectivos de una y otra fuente de financiación también serán un criterio de decisión. Por último, saber que las deudas hay que devolverlas, pues son compromisos adquiridos por la empresa, mientras que los recursos propios no implican ninguna devolución.

Como conclusiones más destacadas, se podría terminar apuntando que aquellas empresas cuyo tamaño inicial fuera mayor cuentan con más probabilidades de sobrevivir en el mercado. Adicionalmente, la estructura en que la compañía se financia es un aspecto clave de su supervivencia. En este sentido, mayor proporción de capitales ajenos favorece la supervivencia de la empresa, siempre y cuando no se encuentre excesivamente endeudada, en cuyo caso pone en peligro su continuidad.

Los emprendedores deberían tener en cuenta estas conclusiones a la hora de estudiar la viabilidad y puesta en marcha de sus ideas.

martes, 11 de febrero de 2014

Tecnología Bancaria y Exclusión Financiera

Conceptos como banca telefónica, banca electrónica, home banking, banca a través de Internet, se han convertido en algo cotidiano. Se trata sencillamente de la oferta de productos bancarios a través de canales alternativos, todos con el denominador común de estar soportados por las nuevas tecnologías (aunque en el caso del teléfono, no podemos catalogar de novedosa su utilización).
Pero la sofisticación de los productos financieros y la utilización, cada vez en mayor escala, de tecnologías revolucionarias, ¿no está dejando fuera del mercado a gran número de personas?
Contables, tesoreros y directores financieros se encuentran cómodos en la nueva situación. La visita a las entidades bancarias, o la espera del correo diario para obtener información, está siendo sustituida por una comunicación rápida y directa. La cuestión sobre la que queremos incidir aquí es la “exclusión financiera”.
Y ésta se produce en una doble vertiente: por la oferta a disposición de los clientes y por el modo en que el público llega a ellos.

La innovación financiera ha incrementado la complejidad de los productos que proponen las entidades bancarias a sus clientes. Afortunadamente, en los últimos años se ha venido observando un aumento de la cultura financiera de los consumidores. Pero esa mayor preparación no se da por igual en todos los estratos de la sociedad. De hecho, el grado de complejidad de los instrumentos financieros utilizados se encuentra en función, principalmente, de la cantidad de dinero a invertir y de la propia formación. Cuanto más disminuyen estos indicadores, más identificados con la operativa bancaria tradicional son los productos que se demandan.
Pero no sólo la sofisticación de los productos provoca la exclusión. También los nuevos canales de distribución hacen que personas alejadas de esos círculos: no tengan información sobre las herramientas disponibles, e incluso teniéndola, no sepan o no puedan acceder a esos canales.
Las entidades financieras están invirtiendo grandes sumas en tecnología, con el deseo de rentabilizarlas lo antes posible, consiguiendo de forma paulatina la disminución de los costes del canal clásico: la oficina bancaria.
La utilización mayoritaria por parte de los clientes está sometida a un cambio generacional que implicará también una evolución de mentalidad. Los GameBoy o Play Station children estarán más dispuestos a emplear estas nuevas tecnologías puesto que les resultarán familiares. Un poco más complicado será evitar nuestra tendencia a “salir a la calle”, aprovechando el excelente clima de que habitualmente disfrutamos. No por casualidad, uno de los países europeos con una utilización mayor de la banca a través de Internet es Finlandia. Está claro que en dicho lugar, cualquier medio que se emplee para evitar salir de casa en el largo invierno será bienvenido.
Aunque la idiosincrasia los ciudadanos de la piel de toro vaya modificándose, es probable que gran parte de la población quede todavía fuera de estos circuitos durante algunos años. Recordemos que el número de ordenadores personales domésticos en nuestro país está por debajo de la media europea. Al igual que los accesos a Internet, cuyo incremento es notable en el segmento profesional pero no tanto en el familiar.
La oferta de servicios financieros “a medida”, es un fenómeno guiado por la demanda sofisticada. No se intente vender un producto estructurado complejo a alguien que sólo desea mantener sus ahorros seguros.
La rapidez en la concesión de operaciones y en la transmisión de datos es una demanda de todos. Pero la realización de las mismas a través de nuevos canales sólo la efectuarán aquéllos que dispongan de la infraestructura adecuada. La bancarización de la población española, junto a la alta densidad de sucursales, hacen difícil que alguien se vea imposibilitado, por el momento, de contratar servicios financieros al estilo clásico.
Los responsables de las entidades aseguran que responden con sus medidas a las tendencias del mercado. Pero sería mejor hablar de tendencias de “parte” del mercado: seguramente la más rentable del mismo. Incrementar la formación financiera y la preparación técnica de sus clientes es un reto en el que la banca debería competir. Ahí se jugará parte de su rentabilidad en el futuro.

jueves, 6 de febrero de 2014

Comercializar productos a través de Internet

Es obvio que Internet está cambiado la forma de hacer negocios en el mundo actual. En cualquier caso, el éxito siempre viene avalado fundamentalmente por las ventajas que el propio medio aporta: notable reducción de costes, rapidez, globalidad, acceso permanente, integración con los sistemas informáticos de la empresa, etc. Otro factor esencial está siendo el continuo y rápido crecimiento del número de usuarios que se conectan a la Red
Con todas estas ventajas nadie puede negar que la comercialización de productos por Internet no pueda ser un éxito para nuestros negocios.
Pero no todos los planes de negocio, cuyo objetivo es comercializar productos on line, tienen el éxito asegurado. Y la razón es principalmente una errónea definición de su estrategia empresarial en la Red.

Existen diferentes modelos de comercialización de productos y servicios en la Red: el Business to Business (B2B), Business to Consumer (B2C), Consumer to Business (C2B) y el Consumer to Consumer (C2C). Para analizar este problema de definición nos centraremos en el modelo más extendido actualmente en la Red: la venta al usuario final.
Son muchos los factores a considerar a la hora de definir la estrategia más adecuada. Uno de los  primeros elementos será la definición geográfica del modelo de negocio: global, continental o nacional:
·         Modelo Global: se basa en la comercialización de productos entendiendo los diferentes mercados como uno solo. Nace como consecuencia de la falta de barreras de la propia Red.
·         Modelo Continental. Con éste se ataca a una única región con diferentes mercados asociados (por ejemplo, Europa). Una de sus ventajas es el posicionamiento intermedio (con la reducción de riesgos que ello significa), lo que quiere decir que no es ni global, ni está limitado a un mercado nacional. Así mismo, requiere de múltiples modelos de negocio para los diferentes mercados que aborda. Este modelo queda reflejado en el conocido planteamiento Think global, act local  (mentalidad global, actuación local).
·         Modelo Nacional: ideal para pequeñas empresas con mercados limitados que quieren ampliar negocio, con miras hacia el planteamiento continental. Sin embargo, no es aconsejable para aquellas empresas más grandes con sobrada capacidad y recursos como para utilizar un modelo continental.

Otro de los elementos necesarios para alcanzar el éxito del proyecto será el desarrollo de una web que cumpla las expectativas del usuario. Por lo general, éstas son:
Facilidad de uso. El usuario debe encontrarse cómodo al navegar por la web y ser capaz de conseguir su objetivo en el menor número de pantallas.
Valor para el consumidor. Existen diversos factores que fidelizan a los usuarios y, como consecuencia, realizarán o repetirán la acción de compra con nosotros. Esos factores son: especialización, credibilidad, seguridad, atención al cliente, servicio posventa, precio y logística.
Servicio al usuario. Por lo general, una web es un sitio impersonal. Por ello, hay que hacer percibir al usuario que no está solo, que existe un equipo de personas. En este sentido, un servicio de atención al cliente, con número de teléfono operativo permanentemente o un e-mail de rápida respuesta ofrece una gran confianza al potencial cliente.
Imagen de marca. Una buena marca da credibilidad y seguridad, por tanto habrá que construir una marca sólida, que sea capaz de generar valor añadido al usuario. En principio, parece algo complicado y costoso de llevar a cabo, pero con una estrategia coherente y un equipo profesional sólido se puede realizar. Las empresas o marcas de éxito en Internet actuales no existían hace pocos años y ahora son, por tamaño, por credibilidad y por confianza, líderes a nivel mundial.
Velocidad. Se refiere al tiempo de que se dispone para captar la atención del usuario. Si se trata de una web ágil, en pocos segundos se debe llamar su atención y mostrar el beneficio del producto.

Cada vez más, las empresas adquieren una mayor conciencia respecto a lo que Internet significa, en qué medida afecta a sus negocios y cuáles son sus reglas básicas. Las ideas anteriores pretenden aportar alguna luz adicional sobre este aspecto.