La crisis,
o desaceleración, según sea el agente que la nombre, hace que el dinero sea
miedoso. Ocurre en todos los ciclos bajistas. Y la consecuencia más palpable,
si nos centramos en la industria de los fondos de inversión, es que se aleja,
el dinero, de este producto de ahorro-inversión, sobre todos de aquellas
categorías con más riesgo.
El
resultado es lógico: las gestoras han “desacelerado”, también, la oferta de
nuevos productos, y entre esa oferta, los garantizados de renta fija son los
más numerosos. La lectura es obvia: menos fondos y con un grado de complejidad
mucho menor. En épocas de incertidumbre no se deben hacer experimentos con
estrategias complejas, nombres extraños y productos complicados que, por otro
lado, están siendo demonizados como los principales responsables de la
traslación de una crisis tan localizada como la subprime a otros muchos lugares
del mundo financiero.
Hasta que
la situación no comience a aclararse de forma cierta, el dinero no volverá de forma confiada a los fondos de renta variable,
a los de gestión alternativa o hedge funds o a otras opciones en las que, si
bien es donde pueden estar las altas rentabilidades, también es donde se
concentra el riesgo. Y éste, por ahora, no está bien recompensado.
Por lo
tanto, repetimos: el dinero es miedoso. Y como consecuencia de esta premisa, en
épocas de crisis siempre ocurre el mismo movimiento: los recursos se trasladan
a inversiones o activos considerados refugio, como el oro, aunque en esta
situación, junto al metal dorado existen otras alternativas, como fondos de
materias primas, de recursos energéticos y otra serie de metales no preciosos,
como el cobre.
Además de
este principio de gestión básico, aplicable en épocas de turbulencia, hay otras
claves que, en la situación actual, todo inversor debe tener en cuenta a la
hora de tomar decisiones de inversión en fondos. Algunas de estas claves, de
forma resumida, serían:
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Elegir
fondos que inviertan en empresas que no estén ligadas al ciclo económico, sobre todo si éste se espera que sea bajista. Ejemplo serían todas las empresas relacionadas
con el sector de la alimentación.
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En el
medio y largo plazo, hay sectores con recorrido, sobre todo por que en el
momento actual están sobrepenalizados. En el caso del mercado español, un
ejemplo muy claro lo tenemos en el sector financiero.
-
Los
países emergentes son también dignos de tener en cuenta, no sólo porque algunos
expertos apuntan a que existe una descorrelación entre ellos y la crisis
actual, sino por que la revalorización de sus recursos naturales, mayor
disciplina fiscal y monetaria y su desvinculación frente al dólar americano,
según cada caso concreto, les va a permitir crecer a tasas muy interesantes.
Si a estos
fondos unimos los ya comentados, los que invierten en materias primas, recursos
energéticos, etcétera, la cartera resultante puede ser bastante interesante en
un plazo de inversión medio y largo.