lunes, 27 de enero de 2014

De fondos raros y otras criaturas financieras


Existe en Estados Unidos, dónde sino, un fondo que permite a sus partícipes realizar una carta astral del mercado de valores, con la que tomar sus decisiones de inversión (Astrology Fund). Su creador utiliza la “psicología matemática basada en la astrología para predecir el comportamiento de los índices, las divisas y las materias primas”.

Esta información se ha recogido en un libro publicado por Selftrade: “50 fondos de inversión en la consulta del psiquiatra”, en la que intentan abrir el sector de los fondos de inversión a otras familias más allá de los exitosos garantizados.

Independientemente de que éstas y otras, cuando menos curiosas, técnicas de análisis tengan éxito en su gestión (se dice que este fondo en concreto ha obtenido en muy poco tiempo rentabilidades tan altas como los astros que analiza), la verdad es que el inversor español, que dedica un 12% de su ahorro a los fondos de inversión, elige fondos de bajo riesgo. Y seguramente esa decisión la tome no por falta de información –en la era Internet es difícil no conocer las cuantiosas y muy diferentes alternativas en fondos que tenemos en el mercado-, o por ausencia de cultura financiera –todos los expertos nos hemos cansado de indicar lo mucho que ha aumentado ésta a lo largo de los últimos años-, sino, simple y llanamente, porque se ajustan a su perfil de riesgo, a ese umbral de sueño que cualquier inversor no desea sobrepasar para mantener la salud (financiera y física) en buenos niveles.

Si acaso, lo único que podría modificar este comportamiento sería incidir en el asesoramiento por parte de los profesionales que comercializan los fondos. Algo que a través de estas páginas hemos solicitado en repetidas ocasiones. Y ese asesoramiento debe girar, no en torno a la consecución de unos objetivos de ventas para ese comercial, sino sobre los objetivos de riesgo y rentabilidad de nuestro cliente. La mejor forma, por otra parte, de fidelizarle.

lunes, 20 de enero de 2014

Algunas verdades sobre los Fondos Garantizados


Es sólo mi opinión y, por lo tanto, subjetiva, pero a mí, los fondos garantizados no me gustan. Pero para justificar esta afirmación tengo que presentar algunas razones. A continuación presento brevemente algunas.

En primer lugar, las comisiones de este tipo de fondos suelen situarse en la banda más alta de las instituciones de inversión colectiva, es decir, de otro tipo de fondos.

Emplean derivados en sus estrategias, lo cual ni es bueno ni malo en sí mismo, puesto que son el mecanismo utilizado para conseguir aprovecharse de las posibles revalorizaciones del mercado en el que invierten, pero su complejidad es utilizada a la hora de comunicar la estrategia de inversión para ofrecer menor detalle, menos claridad y, en muchos casos opacidad.

Los plazos de inversión que hay que cumplir para tener derecho a la garantía –que, además, en algunos casos no representa el 100% de la inversión- son bastante dilatados (de tres a cinco años, como mínimo), y ello para obtener una rentabilidad bastante pobre, lo cual es otra de las desventajas de este tipo de fondos (véase en este sentido la información facilitada por Inverso a nivel global).

La verdad que se esconde tras los garantizados es que invierten mayoritariamente en títulos de renta fija (hasta un 90%) y el resto en derivados sobre índices bursátiles. Si invirtiéramos directamente nosotros en renta fija, estoy seguro que tendríamos mejores resultados y con menos comisiones que estos fondos garantizados.

Como siempre, una fantástica campaña de publicidad ha hecho subir la popularidad y la contratación de estos productos, pero la mayoría de ellos no son la panacea que nos quieren hacer creer.