No sé si es por la crisis, o política generalizada en cualquier momento, pero las empresas están aprovechando la situación actual para exprimir a sus trabajadores. Digo las empresas, pero en realidad se trata de sus directivos, muchos de ellos con la única virtud de haber contado en su momento con un buen enchufe (networking según jerga políticamente correcta) y con la excusa de rendir cuentas a los accionistas, hacer y deshacer a su antojo, sin pensar en personas, situación real de las compañías u otras cuestiones importantes.
Sé que hay muchas empresas que lo están pasando mal, muy mal. Y para poder sobrevivir deben ajustar plantillas, o repartir el trabajo que hay entre el número de empleados con la consiguiente rebaja de salario. Bien, estas son actitudes muy loables, tanto para quien las propone como para quien las acepta.
El problema está en las empresas que ganan dinero, mucho dinero (a la vista de los dispendios existentes de los propios directivos así debe ser) que aprietan las tuercas en el trabajo a sus inferiores, planteándoles rebaja de sueldo o despido en caso de no aceptación, aprovechándose que esas personas no pueden perder el único sustento que tienen.
Muchas veces he estado a favor de la reforma laboral, de la flexibilidad del mercado laboral. Lo sigo estando pues creo que es una reforma necesaria en España. Pero no puedo estar a favor de ésto, que no forma parte de esta reforma.
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