lunes, 20 de enero de 2014

Algunas verdades sobre los Fondos Garantizados


Es sólo mi opinión y, por lo tanto, subjetiva, pero a mí, los fondos garantizados no me gustan. Pero para justificar esta afirmación tengo que presentar algunas razones. A continuación presento brevemente algunas.

En primer lugar, las comisiones de este tipo de fondos suelen situarse en la banda más alta de las instituciones de inversión colectiva, es decir, de otro tipo de fondos.

Emplean derivados en sus estrategias, lo cual ni es bueno ni malo en sí mismo, puesto que son el mecanismo utilizado para conseguir aprovecharse de las posibles revalorizaciones del mercado en el que invierten, pero su complejidad es utilizada a la hora de comunicar la estrategia de inversión para ofrecer menor detalle, menos claridad y, en muchos casos opacidad.

Los plazos de inversión que hay que cumplir para tener derecho a la garantía –que, además, en algunos casos no representa el 100% de la inversión- son bastante dilatados (de tres a cinco años, como mínimo), y ello para obtener una rentabilidad bastante pobre, lo cual es otra de las desventajas de este tipo de fondos (véase en este sentido la información facilitada por Inverso a nivel global).

La verdad que se esconde tras los garantizados es que invierten mayoritariamente en títulos de renta fija (hasta un 90%) y el resto en derivados sobre índices bursátiles. Si invirtiéramos directamente nosotros en renta fija, estoy seguro que tendríamos mejores resultados y con menos comisiones que estos fondos garantizados.

Como siempre, una fantástica campaña de publicidad ha hecho subir la popularidad y la contratación de estos productos, pero la mayoría de ellos no son la panacea que nos quieren hacer creer.

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